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Allgood a través del reflector prismático.
- Max, ¿has averiguado el origen del embrión sustituto?
- Todavía no, Schruille.
Les observó, y su expresión reveló la confusión ante la agresividad de los Optimen.
- ¿Has buscado en Seatac? - preguntó Calapina.
Allgood se humedeció los labios.
- ¡Adelante! - gritó ella. ¡Ahhhh, ese miedo en los ojos!
- Estamos registrando, Calapina, pero...
- ¿Opinas que nos precipitamos? - preguntó.
Él negó con la cabeza.
- Te comportas de forma extraña - comentó Schruille -. ¿Nos tienes miedo?
Allgood vaciló y después respondió. - Si, Schruille.
- ¡Sí, Schruille! - le imitó Calapina. Allgood la miró. El miedo se había mezclado con la
rabia.
- Estoy tomando todas las medidas a mi alcance, Calapina.
Ella observó la exactitud de su comportamiento a pesar del miedo. Abrió los ojos con
sorpresa. ¿Sería posible? Miró a Schruille para averiguar si el lo había notado.
- Max, ¿por qué nos has llamado? - preguntó Schruille.
- Para... informar, Schruille.
- No has informado de nada.
Dubitativa, Calapina echó mano de sus aparatos para hacer una prueba específica a
Allgood y estudió el resultado. El horror se mezcló con la furia. ¡Un Cyborg! ¡Habían
profanado a Max! ¡Su Max!
- Solamente tienes que obedecernos - sentenció Schruille.
Allgood asintió y permaneció en silencio.
- ¡Tú! - exclamó Calapina. Se inclinó hacia la pantalla -. ¡Cómo has podido! ¿Por qué?
¿Por qué?
- ¿Qué...? - se sorprendió Schruille.
Pero en el mismo instante de la pregunta, Allgood comprendió que le habían
descubierto. Sabía que era el fin, lo veía en sus ojos.
- Averigüé... encontré mis dobles - balbuceó. Con un gesto furioso, Calapina soltó una
de las anillas del brazo de su trono. Los ultrasonidos enviaron una onda sobre Allgood y
borraron su imagen. Desapareció.
- ¿Por qué lo has hecho? - preguntó Schruille.
- ¡Era un Cyborg! - contestó, indicando la prueba en los aparatos.
- ¿Max? ¿Nuestro Max? - Miró los gráficos y asintió.
- Mi Max - suspiró ella.
- Pero si el te veneraba, te amaba.
- Ahora ya no importa - murmuró. Apagó la pantalla y siguió contemplándola. Ya estaba
olvidando el incidente.
- ¿Te gusta mucho la acción directa? - preguntó Schruille.
Ella le miró por el reflector. ¿Me gusta la acción directa?Habia en realidad cierta
diversión en... la violencia.
- Ahora no tenemos a Max - recordó Schruille.
- Activaremos a un doble - replicó Calapina -. Seguridad puede funcionar sin él.
- ¿Activar a un doble? Igan y Boumour ya no están con nosotros. Hand, el
farmacéutico, se marchó.
- ¿Qué le ocurre a Nourse?
- Un problema de enzimas - respondió con un tono de regocijo en la voz -. Comentó
algo sobre la necesidad de modificación en la receta. Supongo que se trata de derivados
hormonales de bonellia.
- Nourse puede despertar al doble. - Por un instante no recordó para qué querían un
doble -. Ah, sí, Max se había ido.
- No es sólo una cuestión de activar al doble de Max - declaró Schruille -. No son tan
eficaces como antes, ya sabes. El nuevo Max debe ser entrenado para su trabajo,
someterlo a una lenta adaptación. Pueden pasar semanas... meses.
- Pues uno de nosotros puede hacerse cargo de Seguridad.
- ¿Crees que estamos preparados?
- Hay cierta emoción en la tarea. No me importa reconocer que he estado muy aburrida
durante los últimos cien años. Pero ahora, ahora me siento viva, dinámica, despierta,
fascinada. - Calapina levantó la vista hacia las cámaras, toda una batería, que indicaban
que los otros Optimen controlaban las actividades del Salón de Vigilancia -. Y no estoy
sola en este negocio.
Schruille contempló el círculo que formaba la pared interior del globo.
- La vida - murmuró -, pero... Max... está muerto.
Entonces ella lo recordó y dijo.
- Cualquier Max puede ser sustituido. Estás muy contundente hoy, Schruille. Has
hablado dos veces de muerte.
- ¿Contundente yo? - Negó con la cabeza -. Yo no he borrado a Max.
Ella rió a carcajadas.
- ¡Mis propias reacciones me estremecen!
- ¿Has notado cambios en tu demanda de enzimas?
- Algunos. ¿Y qué? El tiempo lo cambia todo. Es parte de la existencia. Hay que hacer
reajustes.
- En efecto.
- ¿Dónde encontrarian un sustituto para el embrión Durant? - preguntó Calapina,
evitando aquel tema.
- Tal vez el nuevo Max pueda descubrirlo.
- Debe hacerlo.
- De lo contrario, ¿crearás otro Max?
- No te burles de mi, Schruille.
- Jamás me atrevería.
Calapina le miró recelosa.
- ¿Y si ellos fabricaron su propio embrión para la sustitución? - preguntó Schruille.
- ¡En nombre del infinito! ¿Cómo?
- El gas contraconceptivo puede filtrarse.
- ¡Eres asqueroso!
- Ah, ¿si? ¿No te has preguntado qué nos estaba ocultando Potter?
- ¿Potter? Ya sabemos lo que ocultaba.
- Una persona dedicada a la conservación de vida... es lo que es. ¿Cuál era su
secreto?
- Potter ya no existe.
- Pero, ¿cuál era su secreto?
- ¿Crees que sabía el origen de... la injerencia exterior?
- Tal vez. Y el sabía dónde encontrar el embrión.
- Entonces, el registro mostraría el origen, como dijiste tú mismo.
- Lo he estado reconsiderando.
- No es posible.
- ¿Que lo haya pensado mejor?
- Ya sabes a qué me refiero..., a lo que te ronda por la cabeza.
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