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de Beatriz.
Eso no es posible. Entre lo que desea ella y lo que quiero yo hay un abismo.
Bea lo miró apenada.
De verdad eres tan duro de entendederas? Claro: eres del bando masculino
pronunció el trmino masculino como si fuera una palabra malsonante.
Rusty se puso en pie, sacó unos billetes del bolsillo y pagó.
Muchas gracias.
S que no eres mal tipo, Rusty, as que no he perdido completamente la fe.
Escucha, por qu no le pides a Lucy una cita? Podras traerla aqu.
Una cita? Conoca bien a Beatriz y le gustaba porque era buena consejera,
pero esta vez se haba pasado. Muy cuidadosamente, Rusty le explicó : somos
socios; no deseo pedirle una cita.
S que lo deseas replicó la obstinada camarera.
No lo deseo dijo Rusty acercando su rostro al de Beatriz, la cul todava
aproximó ms el suyo al del ranchero, hasta que las narices prcticamente se rozaron,
para decir:
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S lo deseas.
Rusty tomó el sombrero y echó a andar, meneando la cabeza. Haba sido un
error discutir con Bea sus asuntos privados y aunque ella hubiera intentado
convencerle de que las cosas estaban bien, ahora se senta ms seguro que nunca de
que los problemas entre Lucy y l no tenan solución.
Pedir una cita a Lucy, se deca Rusty mirando hacia arriba ante tamaa
sugerencia. Buff. Para nada.
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Captulo 6
Lucy haba estado inquieta toda la tarde y apenas haba probado la deliciosa
comida preparada por Fritzy. A eso de las ocho ya no pudo esperar ms. Grillita ya
haba sido acostada haca rato y Rusty haba salido para atender a una yegua con
cólico. De modo que, dejando a un lado un pesado volumen trado de la biblioteca
cuyo ttulo era El primer ao de tu beb, Lucy se puso en pie.
Voy a los establos dijo a Fritzy, lo cual era completamente inusual ya que
Fritzy prestaba escasa atención a sus idas y venidas, y en aquel momento tampoco la
miró casi, embebida como estaba en su labor de bordado. Aun as, Lucy aadió
innecesariamente : a ver a Rusty.
Estupendo contestó Fritzy distrada, aplicndose a un punto peculiarmente
difcil.
Bueno, pues entonces& me marcho Lucy se escuchó a s misma y se quedó
asombrada.
Por qu senta esa noche la necesidad de proclamar sus intenciones?
Supuso que el temor obligaba a las personas a hacer cosas extraas y se
enfundó un abrigo de piel de borrego que se encontró a mano en la percha. Con la
llegada del invierno las noches se haban vuelto desagradablemente fras y se
agradeca el calor del abrigo. No se molestó en abrocharlo.
Una vez fuera, Lucy bajó la cabeza ante el fro. La grava cruja bajo sus
zapatillas de deporte haciendo un breve ruido que a Lucy se le antojó nervioso.
Pensó, que si sus propios pensamientos hicieran ruido, este sera similar
probablemente al de unas piedrecillas entrechocando entre s.
Cuando entró en los establos vio, para su sorpresa, que Rusty estaba solo.
Lucy haba supuesto que el veterinario, o al menos algunos peones estaran con
l, discutiendo con seriedad sobre tcnicas veterinarias o pasando el rato. Tragando
con dificultad, Lucy pensó que esa era su mejor oportunidad, sobre todo porque
deseaba obtener algunas respuestas en privado.
Te vas a poner bien murmuraba Rusty al otro extremo del establo, al otro
lado de unas balas de heno oloroso apiladas . Seguro que s, muchacha, ya lo vers.
As, reljate. Tranquila le repeta a la yegua.
Rusty estaba en el ltimo bóxes, acariciando el cuello de una bonita yegua de
color bano. Incluso a aquella hora tan avanzada llevaba el sombrero negro.
Lucy sealó hacia el animal con la cabeza.
Cómo est?
Mejor. Los muchachos se han estado turnando para venir a verla durante
horas& es as como suele hacerse. Ahora puedo quedarme yo y los he enviado a
descansar.
Ya veo. Humm, se va a poner bien?
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De momento tengo que asegurarme de que no se tumba. No creo que lo haga,
pero todava se sigue dando con la pata en el vientre.
Y por qu lo hace? preguntó Lucy acercndose. Ahora que estaba all no
saba cómo obtener la información que necesitaba. Con todo, era de crucial
importancia para ella averiguar exactamente cul era su posición en el rancho. De lo
contrario la incertidumbre acabara por volverla loca. Puso suavemente una mano
sobre el caballo.
Un cólico de caballo es un dolor de tripas explicó Rusty . Puede deberse a
diferentes motivos: comer heno en mal estado, beber agua demasiado fra& cosas
as. El problema es cuando no se cuida de ellos de manera adecuada. Un cólico puede
acabar con un caballo en cuestión de horas.
Rusty le dio unas palmadas al animal en el cuello.
No saba que fuera tan grave.
No siempre. Pero no podemos permitirnos el lujo de perder a Matilda.
Solamente tiene diez aos y es una yegua pura sangre y adems es dócil.
La quieres mucho, verdad?
Claro dijo Rusty al tiempo que miraba con extraeza a Lucy , todos los
caballos me gustan.
Y querrs tener ms caballos y que Matilda te dure mucho para que el rancho
tenga un buen suministro, verdad?
As es.
La pregunta tena una respuesta tan evidente que Rusty se preguntó por qu
haca Lucy ese tipo de preguntas. La expectación flotó en el aire como partculas de
polvo.
Lucy buscaba las palabras precisas para expresarse. Haba cambiado Rusty de
opinión? Permitira que Lucy se quedase pasado el primer ao?
Rusty continuaba esperando a que ella se explicase, pero seguan sin brotar las
palabras. Sintindose repentinamente poca cosa, a Lucy le empezó a temblar la boca.
Se le estaba haciendo muy difcil por segundos combatir el pesar que la invada.
A m tambin me gustan mucho los caballos consiguió decir . Y tambin
los muchachos. Son estupendos. Y Fritzy, por supuesto se detuvo ruborizada y
Grillita. Es una muequita. Ya sabes que estoy loca por ella. Y& y& ella tambin me
ha tomado cario, me parece.
Lucy estudió el rostro de Rusty, deseando que l se hiciera una idea de por
dónde iba.
Todo lo que encontró fue un gesto seco.
La cosa se estaba agravando. Por qu no poda expresarse por s misma? Por
qu no poda soltarlo sencillamente, sin ms?
Acaso porque de la respuesta dependa su futuro entero? Porque saba que su
corazón se ensanchara o se arrugara segn lo que le respondiera?
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Lucy se dio cuenta de que segua frente a Rusty sin decir nada, y disgustada
pensó que deba de parecer una nia desamparada. Qu pattico! Y qu
embarazoso!
Y con aquel pensamiento, acabó de impacientarse.
Bueno, me alegro de que la yegua est mejor. Me vuelvo a casa.
Y con media docena de pasos rpidos se encontró fuera del establo junto a la
puerta, cuando oyó que Rusty la llamaba.
Espera, Lucy.
Se detuvo y se apoyó en el muro exterior de las caballerizas. No haba sido una
buena idea acudir all.
S?
Un mortificante dolor le presionaba la garganta. Poda sentir cómo el calor se
extenda por sus mejillas. Tena que marcharse: Rusty iba pensar que era una
majadera.
Rusty la siguió fuera del cubil, y aunque ella aceleró sus pasos, l la alcanzó en
seguida. Era tan alto que ella tuvo que inclinar hacia atrs la cabeza para poder
mirarlo.
Ese abrigo sealó el abrigo de piel de borrego , es mo.
Oh.
Si hubiera habido suficiente espacio entre ellos, Lucy habra abierto los brazos,
pero sólo pudo tragar saliva con nerviosismo.
Lo tom de la percha dijo Lucy , tienes fro? Te lo quieres poner ahora?
Rusty la detuvo cuando estaba a punto de llorar.
No, no lo quiero ahora; estoy acostumbrado al fro la energa de su
masculinidad sopló sobre ella como el viento sobre una pradera . Me parece que te
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